El mundo de las cartas, como herramienta de difusión de pensamientos, ideas, sentimientos entre otras razones, son tan antiguas como lo es la escritura, siendo ambas inseparables. Son ellas una vía indispensable, para dar a conocer a otros aquello que sacude nuestra mente y corazón. Una carta, ¡cómo no! es la conjunción de razón y alma. Es praxis y doxa, es la dicotomía presente en cada acto de nuestras vidas. Es comunicación. No importa si esa carta fue hecha en un trozo de cuero, en una tabla de arcilla, en un pliego de papiro, una hoja elaborada en base a celulosa o creada hoy en el mundo digital y enviada vía correo electrónico u otra forma más tecnologizada. Cualquiera sea el producto utilizado o el camino recorrido, esa carta tiene un claro propósito, un inicio concreto y un objetivo definido.

Estamos comprobando que el imperialismo y la derecha quieren reinar nuevamente en Latinoamérica, y para eso también están utilizando sus armas más grandes como lo son los mass media, y no dejan de bombardearnos con informaciones de estas visitas en primeros titulares, sin embargo noticias como la guerra de Siria o de Yemen, las que continúan siendo financiadas por el imperialismo y Arabia Saudita, Turquía, Israel no tienen tanta relevancia como para aparecer en primeras portadas. Al mismo tiempo, el gobierno estadounidense ha perpetrado graves violaciones de los derechos humanos en suelo cubano, entre ellas la tortura, el trato cruel y las detenciones arbitrarias en Guantánamo. Y no debemos olvidar que desde 1960, ha interferido claramente en los derechos económicos de Cuba y en su derecho a la autodeterminación mediante el embargo económico.

El viaje de Obama también tuvo la tarea de encauzar los objetivos políticos, diplomáticos, económicos y militares contra la República Islámica de Irán, que le quita el sueño a la Monarquía wahabí y sus afanes de consolidarse como la única potencia regional. Riad no acepta el importante papel que cumple Irán en defensa de sociedades agredidas por el terrorismo takfirí como Irak y Siria, a lo que se suma el apoyo sostenido a Hezbolá en El Líbano y el pueblo palestino.

La película Iraní “Nahid” de la directora Ida Panahandeh, fue ganadora del premio al mejor nuevo talento en el festival de cine de Cannes, filme que causo polémicas en los medios de comunicación, sobre todo de aquellos que quieren dañar la imagen de la República Islámica de Irán, en estos momentos que después de haberse levantado las sanciones en su contra el 16 de enero de esta gestión y tras las nuevas impuestas, y después de que la Unión Europea (UE) e Irán hayan saludado la implementación del “histórico” acuerdo nuclear alcanzado entre Teherán y el Grupo 5+1 (EE.UU, el reino Unido, Francia, Rusia, China y Alemania), realizado el pasado año el 14 de julio de 2015, y tras haberse convertido en uno de los más importantes destinos turísticos para las agencias turísticas del mundo, como lo pronosticaba el Diario galo, Le Fígaro.

En realidad, el prodigioso lavado de cerebro al que estamos sometidos tocante al Islam y los árabes no es algo nuevo: lo encontramos desde hace siglos en las obras de los cronistas, viajeros e historiadores sobre “moros”, “sarracenos” y “mahometanos”, pero las luchas de los años cincuenta, la crisis petrolera de los setenta, la desesperación creada por la tragedia del pueblo palestino y los acontecimientos de Irán le han dado una fuerza y proporciones insospechadas.Desde los primeros balbuceos de nuestro idioma, el musulmán es siempre el espejo en el que de algún modo nos vemos reflejado, la imagen exterior de nosotros que nos interroga e inquieta. A menudo será nuestro negativo: proyección de cuanto censuramos en nuestro fuero interno, y objeto por tanto de aborrecimiento y envidia. A veces, también la imagen romántica y atractiva de un imposible ideal.

Las palabras “Satán” y “Yin” se mencionan constantemente en el Corán. Hay un capítulo del Corán que lleva por nombre “al-Yin”. “Satanás” es un sustantivo común que denota a cualquier criatura malévola, descarriada y malhechora, sea humano o no. “Iblis” es un sustantivo propio y es el nombre en árabe para un satanás particular, aquel que engañó al Profeta Adán y a Eva (a.s.) y hasta el día de hoy se aprovecha de cualquier oportunidad para engañar a los descendientes de Adán (a.s.).

La identificación de los recursos naturales de riqueza y las normas correspondientes a los mismos es una de las partes más importantes de las enseñanzas islámicas. Algunas de estas fuentes son exteriores a nuestro planeta tierra, morada del ser humano. Tal es el caso del sol que es fuente de luz y calor para la tierra, sus habitantes y muchos otros planetas. Así también la luna que produce las mareas y otros efectos beneficiosos para el ser humano. De igual manera, el aire, las nubes y las estrellas que producen importantes efectos sobre la vida humana.

Allí, donde las montañas que surcan la Cisjordania ocupada se unen al árido desierto, la segunda ciudad más poblada del West Bank se alza como símbolo de una ocupación que debe terminar: Al Jalil - amigo o compañero en árabe – una ciudad donde el bandidaje sionista se expresa en toda su dimensión.

La salud del cuerpo y el alma son asuntos que el ser humano siempre buscó; el Islam como una religión perfecta y universal reflexiona siempre en todas las perspectivas de una vida saludable y calcula todos los senderos que llevan a la felicidad de este mundo y la otra vida, vale decir que la salud y el estado físico óptimos son deseables, puesto que Dios nos dio los medios necesarios para alcanzar la fuerza no la debilidad en todo sentido, y depende de nosotros cómo cuidemos nuestro cuerpo, porque él nos creó perfectos. En ese sentido es que fomentar la práctica del arte marcial del karate, es una premisa muy importante, porque además de ser un deporte completo como lo hemos visto, es el arte de la sabiduría corporal y mental.

A quince años de los atentados contra Estados Unidos, donde murieron 3 mil personas en las denominadas Torres Gemelas, el Pentágono y los pasajeros de los aviones involucrados en estos actos terroristas, ha comenzado a develarse la real implicancia de Arabia Saudita en estos hechos.Hasta ahora la versión de las administraciones estadounidenses, desde el año 2001 a la fecha, tanto con George W. Bush como las de Barack Obama ha sido el de descartar la participación de la Monarquía Wahabita en el financiamiento y apoyo al grupo de terroristas que ejecutaron los atentados del 11 de septiembre. Esto, a pesar de todas las líneas investigativas y pruebas que mostraban que la Casa al Saud está involucrada. ¿Por qué negarse a investigar a fondo, denunciar y sancionar a aquel país que aparece como cómplice en la muerte de miles de sus ciudadanos?